miércoles, 30 de enero de 2008

La radio en las tendecias globalizadoras



La Radio en los Tiempos de la Democracia, la Globalización y la Digitalización

Por Benjamín FernándezNúmero 44



Uno de los medios de comunicación que nació pensando en ser un instrumento de difusión de las ideas sin límites de espacio ha sido la radio. Las emisiones en onda corta lo prueban antes que de existieran los satélites, la inversión tanto en tecnología como en contenido hicieron de este medio una herramienta que acerca o a veces, divide bajo conceptos ideológicos diferentes la visión del ser humano en torno a si mismo y a sus ideas. La globalización que es básicamente un fenómeno signado y marcado por la comunicación y no por la economía o la visión política de los hechos que son sus consecuencias, ha despertado sin embargo con razón una critica en torno a la calidad de los contenidos mas que en el soporte técnico donde su evolución ha sido mas rápida y elocuente que la otra que ha sido mas lenta y compleja que lo esperado. La digitalización de la amplitud modulada sigue esperando a pesar de los anuncios optimistas en torno a su evolución que nos vienen de Europa pero lo que vemos entre nosotros de una manera cruel es una creciente desconfianza ciudadana hacia la calidad del contenido que valdría la pena detenernos a pensar de una manera mas profunda sin que la fascinación por la tecnología termine acabando el mismo en una nueva forma de fetichismo.
La palabra sufre hoy de una crisis que encuentra en los medios su manifestación más plena. Es cierto que vivimos tiempos de incertidumbre pero de ahí a que autores como Wurhan concluyan que de tanto recibir noticias y hechos transmitidos por los medios conocemos menos y sabemos aun menos en torno a como actuar ante estas situaciones ya es un caso grave. Aquel autor norteamericano califico al hecho como una nueva enfermedad que se difunde a través de los medios y con eso titulo su propio libro: “Ansiedad informativa”. (Information anxiety del original en ingles) Este tema sobre el que cabria sentarse y profundizar nos lleva a plantearnos el desafío de hacer de la radio un instrumento que por su perfil y sentido se convierta en el recuperador de la palabra como vinculo creativo y reflexivo y que nos permita evitar caer en la ansiedad que destruye o en la incertidumbre que devino en atributo y referencia de los tiempos de la globalización y la digitalización. Porque el efecto de la evolución tecnológica no es solo cambiar de lo analógico a lo digital, hoy se habla de un periodismo digital como contraste del analógico distrayendo nuestra percepción en torno al sujeto que es el verdadero referente en estos tiempo. La crisis no esta en el adjetivo sino en el sujeto, es el periodista sea analógico o digital (si vale la clasificación) el que debería redescubrirnos y maravillarnos con un mejor uso de la palabra y una articulación mas creativa en torno a las posibilidades que brindan hoy las nuevas maravillas tecnológicas. Necesitamos más que periodistas, exegetas de los tiempos que vivimos y que vendrán y contadores de historias que no reduzcan el verbo ni al insulto soez que degrada y mucho menos al rumor maledicente que divide. Debemos ser reconstructores de la palabra para a su paso acabar con la ansiedad y la con incertidumbre devenidos en virtudes del tiempo que nos toca vivir.
El año pasado hemos publicado un libro denominado TEXTUALMENTE.. Radio-grafía de un país en crisis” donde a lo largo de sus 200 paginas hemos visto al Paraguay reflejado a lo largo de unos 30 programas que encararon igual numero de temas y en donde me toco escribir los ensayos de sustentación que fueron enriquecidos con la participación critica de mas de 150 oyentes que aportaron ideas y opciones que me ha permitido observar la riqueza y la fascinación que tiene la radio y en especial la palabra, para re-construir comunidades fragmentadas o rotas. La gente quiere participar informadamente solo hace falta mayor creatividad y cercanía para hacer realidad el concepto de John Dewey que comunidad+comunicacion=democracia. Queríamos demostrar y lo demostramos, la fascinación de las ideas y la magia de las palabras para acercar en un dialogo rico y generoso puntos de vistas anteriormente abandonados o desconocidos entre los ciudadanos-escuchas de Radio Libre.
La radio como plaza públicaHace falta una radio que convierta sus programas en espacios públicos de crecimiento. Si las plazas cumplían ese rol físico en otros tiempos para convertirse hoy en espacios físicos inseguros de nuestras vidas, la radio tiene que ser la nueva plaza publica que permita desde la palabra acércanos, maravillarnos y por sobre todo re-crearnos la eterna magia y encanto del verbo y no un espacio anárquico e inseguro para todos. Nuestros jóvenes están muy lejos del uso de la palabra como herramienta para vehiculizar sentimientos de alegría y frustración. Los chats y las comunicación telefónicas vía celular hoy son de un ahorro de palabras que incluso tienden a establecer una nueva gramática en la verbalizacion de la relación humana. Debemos pensar en las radios de amplitud modulada cuyo perfil en muchos casos se acerca mas a la utilización de palabras mas que música como herramienta de redescubrir la capacidad de contar pero también de acercar a comunidades completas que hoy encuentran en la violencia física en los estadios y calles una manera de proyectar su bronca ante una realidad que no entienden y a un futuro que casi no existe. Thomas Emerson en su tratado sobre libertades públicas hablaba de la importancia de la libre expresión que afirmando entre sus virtudes la posibilidad de que a través de su uso se redujera los niveles de violencia debido a la posibilidad de administrar disensos a través del civilizado método de la discusión de las ideas. La radio tiene en ese sentido un rol nuevo en esta globalización que descoloca y cambia por completo la funcionalidad del edificios social construido en los últimos 300 años. Debemos centrarnos en nuestros contenidos. Revisar el uso de la palabra para ver como atraer audiencia y mantenerla a través de programas que realmente sean atractivos y que permitan entender el mundo que vivimos y por sobre todo revalorizar a su paso la palabra el elemento fundacional de todo medio de comunicación.
Hay evidentemente una necesidad de estudiar el contenido y el lenguaje de la radio. Ver como combinar los recursos existentes. Radio Libre ha iniciado desde el año pasado con su Centro Tecnológico de Información y Comunicación (CETICOM) la formación de periodistas que utilicen tecnología digital orientada hacia la calidad de los contenidos radiales. Nuestra idea es responder sino a la misma velocidad y compresión de formas que nos sugiera la digitalización o la invitación que nos presenta hoy Internet para globalizar nuestros contenidos, a una audiencia nueva que no tiene opciones y a un publico leal que no se maravilla para nada ante una realidad viaje que solo recrea el pasado nostalgioso pero que no responde para nada ante audiencias emergentes o hechos similares.
En el animo cierto de democratizar el alcance de la información a sectores que de otra forma no podrían acceder a ella hemos creado la Agencia de Noticias Temáticas (ANOTE) que utilizando una combinación de Internet mas beeper hemos alcanzado a radios alejadas de los centros urbanos y sin acceso a Internet noticias de los hechos de actualidad al minuto y además un seguimiento especifico en torno a los ejes temáticos que demandan. Así por ejemplo la Radio Nueva Esperanza del distrito de RI 3 Corrales en el departamento de Caaguazu uno de los mas pobres del Paraguay según el ultimo censo recibe información proporcionada por esta agencia innovadora en su contenido y forma en todo el mundo desarrollado. Desde ANOTE se hace un seguimiento de las actividades de los legisladores de la zona, precios de productos agrícolas en los mercados locales e internacionales, entrevistas a actores específicos que han visitado esa region y prometido algo para hacer un seguimiento en torno a esas promesas. La irrupción de esta agencia especialmente en la manera de combinar un portal de Internet como www.vivaparaguay.com y el acuerdo firmado con la empresa Skytel nos permite llegar a comunidades que nunca antes habían tenido acceso a los diarios del día y a las radios metropolitanas o urbanas. El proyecto patrocinado por la Universidad Internacional de la Florida (FIU) de EEUU es implementado por la Fundacion Libre y el INECIP. Esto ha democratizado enormemente la información, la ha descentralizado y ha permitido a través de una tecnología simple y fácil llegar con información precisa y apropiada a comunidades que de otra manera estarían simplemente incomunicadas.
Necesidad de un nuevo lenguajeEl diseño de los formatos es otra de las claves de la radio moderna que la digitalización nos presenta como desafío. Hoy tenemos que reconvertir nuestras radios en herramientas nuevas con formatos de programas que respondan a la manera como nos vemos y retratamos a la sociedad en la que vivimos. Debemos ser innovativos en la presentación de los mismos, utilizar los programas de edición que vuelven mas amigables y fáciles la manera de estructuras programas y buscar captar nuevos talentos que hoy no se encuentran fácilmente en el mercado. Estamos en Radio Libre convocando a nuevos talentos de radio para que envíen en formatos wap o mp3 trabajos que han sido editados en cool edit desde sus casas y que nos presentan desafíos nuevos y formulas también iguales. Debemos salir del ambiente encasillado y rígido en el que vivimos durante mucho tiempo. La radio tiene que salir en busca de su audiencia , se acabo el tiempo en el que los oyentes venían y los gerentes y administradores así como los locutores disfrutaban del misterio que representaba una voz concentrada en un receptor. Hoy debemos buscar nuevos nichos imaginativos en oyentes nuevos y en espacios donde anteriormente no creíamos que fuera posible hallar quienes nos fuercen a renovar.
Vivimos el siglo del conocimiento, el mismo ahora es portátil como la radio cuya virtud de transportación fácil revoluciono el concepto de cercanía y desplazamiento de los medios. Pero sin embargo hoy estamos lejos del oyente, confusos ante su lenguaje y dubitativos para innovar para usar las herramientas nuevas. El CETICOM ha encontrado en sus primeros 14 meses suficiente masa crítica en sus alumnos que nos han permitido variar esquemas, buscar re-evaluarnos en el uso de la palabra y por sobre todo ganarnos una audiencia nueva. No ha sido fácil para una radio como la nuestra apostar a esto en medio de la mayor crisis económica del sector que se tenga memoria. Pero no nos queda otra opción, lo otro es simplemente perecer o entregarnos a alguna secta que nos anuncia el Apocalipsis inmediato y cercano. Creo que la crisis es un momento de oportunidades y miedos. Debo concluir que la experiencia de los medios en Paraguay ha demostrado que es más fácil vehiculizar la frustración de la gente apuntando al corazón de su bilis y hacer de la radio en un especie de vomitatorio público o de catarsis colectivo donde la desgracia de uno pasa a convertirse en elemento de socialización y disfrute colectivo. La globalización, tan demonizado por muchos, es un realidad y la radio nunca huyo de ella, siempre la vio como una manera de llegar mas lejos y en ese sentido la innovación tecnológica supone hoy con Internet una maravillosa forma de acercarnos a un publico nuestro que vivía muy lejos de nuestras posibilidades tecnológicas y que hoy abarata notablemente las posibilidades de estar cerca de ellos. También creo que internet es una invitación para hacer de sus espacios y anchos de banda una programación diferente. Ciertamente hay muchos impedimentos aun en la región pero no seria mala idea comenzar a trabajar un lenguaje en la red de redes que nos permita ganar una audiencia extra o porque no, hacernos propietarios de medios y con ello acabar el pretexto esgrimido por muchos y por mucho tiempo, de que no puedo ser bueno porque tengo un mal propietario de radio encima. La tecnología hoy nos permite ser dueños de nuestro propio cerebro y lengua, en ese sentido Internet es el fin de muchas excusas en las cuales algunos encontraban fundamentos y otros, simples pretextos para encubrir mediocridades y limitaciones.
Oportunidades sobre el fetichismoEn la globalización y la digitalización la radio tiene mucho por ganar en términos técnicos, pero no debe fascinarnos ello sin entender que al mismo tiempo y completamente independiente a los medios de transmisión hay un grave problema del lenguaje en la radio que necesita incorporar talentos de inmediato de manera a evaluarnos de forma critica que es aquello que no funciona como debiera y es especial respondernos el porque. Seria bueno que desde la radio escucháramos mas a la audiencia, nos acercáramos a públicos potenciales a los que tenemos abandonado hace demasiado tiempo. Es preciso vernos reflejados en esa misma angustia de la gente ante la incertidumbre, acaso lo único cierto en los tiempos que vivimos. Pero para eso hace falta redescubrir la palabra en su fase creadora, lúdica y por sobre todo cercana y autentica no exenta de inconformismo ni de crítica.
Es preciso redescubrir el rostro del servicio de la radio y menos concentrarnos en la visión de ella como poder en manos de sus propietarios o comunicadores ocasionales. El escaso apoyo a la democracia paraguaya según el ultimo informe del PNUD dado a conocer en Lima hace un par de meses es una llamada de atención y de recordación que los medios han ignorado o alimentado con una información de pobres calorías democráticas el compromiso del ciudadano a construir un espacio de libertad con oportunidades. Centrarnos en esa idea reduccionista de los medios como poder y no como servicio ha llevado a una de las crisis mas profundas de financiación de los medios en el Paraguay. El gasto en publicidad para mas de 200 radios legales e ilegales, 5 diarios y cinco canales de televisión no alcanza a 40 millones de dólares anuales muy distantes de los 150 millones de hace cinco años. Por una cuestión de supervivencia necesitamos unos medios más cercanos a la gente, aliados de su porvenir y críticos a los poderes públicos. Pero por sobre todo necesitamos recuperar con urgencia el entusiasmo en la democracia por parte de los paraguayos que somos en la región el país como menos adherentes a este sistema politico de “oportunidades” como lo definiera Jefferson.
En términos de integración regional creo que la radio debe jugar un rol mas activo. El fracaso de América Latina es no haber entendido nunca que mientras no haya una integración que funcione a nivel cultural, los acuerdos políticos y económicos nunca podría concretarse más allá de las fotos de ocasión que los políticos se toman cada cierto tiempo. Internet ha abaratado los costos es cuestión de echar mano a este nuevo medio de comunicación y montarnos a su tecnología desafiantemente barata para apoyarnos en nuestra infraestructura radial para hacer la verdadera revolución del lenguaje que es lo que de verdad necesitamos en estos tiempos de la globalización en donde las cifras y la estadísticas pretender acabar la comprensión de hechos complejos que solo a través del lenguaje podrían ser comprendidos.
Mucho se avanzaría si desde la radio, la palabra redescubre la relación con sus oyentes fieles y gana espacios entre los jóvenes, si lo podemos hacer de forma innovadora y creativa habremos disminuido la incertidumbre, frustración y malestar que genera la globalización y el cambio de los paradigmas en la Produccion así como evitaríamos caer en el fetichismo tecnológico que reduce a la comunicación a una compresión de bandas y calidad de emisión.


Los cambios de los medios dentro de las tendencias globalizadoras


Tendencias de concentración de los medios en la sociedad globalizada


Dip. Alejandro Ordorica Saavedra

La globalidad es ese nuevo fantasma que recorre el mundo, en vivo y en directo, vía satélite.
Es ubicuo y omnipresente, aparece por todos lados, y llena espacios múltiples, forzándonos a ir más allá de las fronteras propias hasta abrirlas indiscriminadamente.
Globalización, como se llama, que entrevera mitos, verdades, riesgos, fantasías, ventajas e intentonas de dominación.
Y son, sí, los medios de comunicación con su penetrante arsenal tecnológico, los que envuelven a este globo con las nuevas coordenadas de lo instantáneo y lo simultáneo.
Los entusiastas de este fenómeno social, tan propio de nuestros tiempos modernos, exaltan la capacidad de enlaces informativos y contenidos de entretenimiento desde cualquier punto de la tierra, sumando audiencias de millones de hombres y mujeres.
Pero cuidado, los imperios gustan de la globalización, así como Roma pretendió extender sus confines y acentuar los intercambios.
La tecnología avasalladora ya está entre nosotros, brilla ante nuestros ojos y retumba en nuestros oídos.
Queda sin embargo, un sedimento en este firmamento informativo, que nos cuestiona: realmente une y comunica mejor nuestras vivencias, realidades y culturas, especialmente cuando atestiguamos que las reglas del mercado sofocan otros valores y pueden distorsionar el desarrollo integral, social y humano e incluso espiritual de los pueblos. A propósito, nos imaginamos que Gutemberg, globalizador de letras, sabiduría y progreso humano, seguramente hoy hubiera demandado a la televisión por dejar de difundir no solamente al libro sino a la cultura impresa en su conjunto.
En efecto, Estados Unidos, Japón y Europa, imponen en lo económico, criterios y políticas y son quienes más ventajas obtienen; pero sin duda en materia de medios de comunicación, en su acepción mas amplia, es Estados Unidos quien liderea y controla.
Si en los medios globalizados, también apologéticos de sectas satánicas, de violencia incesante, destructividad, drogas o pornografía infantil, predominara, por ejemplo, la defensa de los derechos humanos como recientemente ocurrió en el caso Pinochet o la lucha contra los latrocinios ecológicos, transitaríamos entonces por mejores caminos.
La globalización no ha servido hasta ahora para muchos casos y cosas. No nos ha puesto a dialogar, a compenetrarnos, a intercambiar visiones, a retroalimentar culturas disímbolas para su enriquecimiento recíproco. A punto de terminar el siglo, por ejemplo, un niño esquimal no sabe nada de un niño Totztil de chiapas ni viceversa.
Pero no somos ni queremos ser apocalípticos y menos parecer integrados, dentro de esta dimensión dual de Eco. Tampoco apostaremos a la descalificación, aun cuando bajo el concepto de la globalidad, se han escondido a la vez que justificado decisiones públicas, a la vez se han registrado acciones, las más de las veces desbrujuladas o ajenas a los intereses nacionales.
Sabemos que en sí la globalización no es neutra, porque responde a un esquema de poderes y fuerzas económicas que conllevan intereses políticos dominantes, y así se traslucen en el mundo de las comunicaciones.
En este sentido, la globalización puede afectar a los medios en tres aspectos:
· La tendencia de ser absorbidos por los grandes consorcios internacionales y su efecto concentrador de orden oligopólico, que transforme el esquema tradicional de la propiedad de los medios.
· La tendencia a la homogeneización de sus contenidos, lo cual atañe a la identidad cultural, al trasfondo ideológico y al mercantilismo.
· La tendencia al rezago y a la marginación de los países que no generan o adquieren las nuevas tecnologías de la información, pues por un lado desaparecen las fronteras del conocimiento y se democratiza en cierto modo la cultura universal, pero muchos se estancan en el atraso y la pobreza. La clave y correcta síntesis de esta contradicción sería que la misma tecnología de vanguardia permitiera llegar a los sectores marginados y reducir la brecha.
Tampoco postulamos el aislacionismo como alternativa del desarrollo económico y social, además de que en la práctica se hace ya casi imposible en nuestros días, sólo es aceptable el intercambio, cuando apega a la equidad y el beneficio recíproco.
La soberanía, en este caso, es eje temático sustancial de tales disquisiciones, pero no sinónimo de murallas aislacionistas ni de paraísos del proteccionismo. Es, sí, poder supremo para decir como nación lo que queremos, es decir una decisión colectiva, que a todos compete y que a nadie excluye.
A México, salvo excepciones, le ha correspondido en estos procesos de globalización, el triste papel de importador desaforado de series norteamericanas que no tienen que ver nada con nosotros y exportador de una que otra telenovela, que tampoco tienen que ver nada con nosotros. No queremos mundos felices al estilo de Huxley, tampoco sociedades bobóticas y menos big brothers que nos opriman.
El punto de partida tendría que ser entonces otro, pues si se dice que la globalidad es un flujo permanente de interelación e intercambio, México debería ser globalizado hacia dentro, y en paralelo conectarlo mejor a la globalidad de afuera. De lo contrario la tal mundialización nos ubicaría a todos, en alguna medida o grado, como vecinos distantes.
En esta perspectiva, hay que insistir en los medios de servicio público, medios que tendrán que responder más a nuestras identidades y nuestras regiones, a comunicar lo nuestro, a analizar mejor sobre lo que pasa dentro y fuera del país.
De hecho, hasta ahora, y dentro de esta definición los medios públicos no han tenido en México una presencia significativa.
Por ello, para referirse a los medios públicos y estar en posibilidad de discutir en torno a su problemática, de entrada habría que ubicarse en otra perspectiva, que entienda la participación del Estado en los medios de un modo diferente al que conocemos hasta ahora en México.
En nuestro país, se entiende que cuando el Estado participa en los medios, lo ha hecho a partir de que es el Gobierno el que decide sobre los espacios y los administra. Así, en México los llamados medios estatales han sido manejados en función de los intereses del Gobierno y de grupos en el poder. Si hubiesen sido auténticamente medios del Estado, medios públicos, la sociedad, incluyendo la disidencia, podrían haber tenido mayor oportunidad de estar y participar en ellos, desde mucho antes.
Han sido de Gobierno y con benevolencia, por excepción y a momentos, de Estado, pero no en un sentido, estricto y ortodoxo medios de servicio público, es decir operados por y para a sociedad.
No obstante debe reconocerse el esfuerzo meritorio de las comunidades de trabajo de algunos medios con perfil educativo y cultural, de ya larga trayectoria en México, como la telesecundaria, Radio Educación y Canal 11, a la vez que la labor desarrollada por algunas radiodifusoras en lenguas indígenas. Otra mención merece la calidad cultural del Canal 22, aunque en su origen haya habido una maniobra sectaria y una manipulación política de grupos afines al salinismo. Recordemos igualmente la rica experiencia del Programa Cultural de la Fronteras en apoyo de medios públicos y sociales operados por las universidades o sistemas de comunicación estatal como una singular experiencia de carácter regional y comunitaria, en apoyo a la identidad cultural.
Es preciso hoy entonces, usar a plenitud estos medios como contrapeso del centralismo, de la desarticulación de la realidad nacional, de los rezagos educativos y del verticalismo antidemocrático.
La televisión y la radio educativas y culturales tienen que considerarse como un servicio público que necesariamente deben contar con el apoyo financiero del Estado. Su privatización sería de graves consecuencias, aunque no debe descartarse que las universidades privadas tengan sus propios medios y recurran, por ejemplo, a la enseñanza a distancia utilizando los avances técnicos disponibles.
Sin embargo, existe el peligro de que sólo grandes cadenas y consorcios privados supranacionales dominen la enseñanza por televisión, contrariamente a experiencias locales como el extraordinario servicio que se prestó en apoyo a la "primaria por televisión", a raíz de los sismos del 1985, para atender a la población escolar de las miles de escuelas colapsadas.
Los medios públicos de vocación educativa y cultural deben mantenerse actualizados tecnológicamente, aprovechar las virtudes y ricas posibilidades de la nuevas tecnologías para dar un mejor servicio social y producir mucho más.
Aplicar la tecnología y popularizar los conocimientos, para que por ejemplo en las áreas rurales los agricultores y campesinos mexicanos produzcan más y eleven su nivel de vida.
En este aspecto hay que resaltar la riqueza informativa que nos ofrece Internet, la red de redes, para que todas las instituciones educativas, culturales, políticas y de cualquier índole tengan sus páginas incluidas y sostengan diálogos electrónicos ante un pleno mundial.
Y no olvidar que el antídoto de la globalidad es la proximidad, la localidad, es decir lo particular sobre lo general y la diferenciación. A mayor infraestructura y capacidad de los sistemas regionales, se logran buenos equilibrios disminución hegemónica e inmunización contra lo uniformidad planetaria.
Los medios de Estado tienen que vincularse pues a un proyecto de nación y este sustentarse en el conocimiento y aceptación colectivas.
Necesitamos aquí medios públicos, libres, independientes, eficaces, vinculados a su audiencia y activistas de la diversidad y la pluralidad y en ese sentido medios en busca del tiempo perdido.
Por otra parte lo que se refiere a la experiencia y situación actual de los medios públicos en el mundo, es variable según la nación y región de la que se trate. No ha habido ni hay un modelo único de medios públicos, pues ello está ligado a las condiciones políticas, económicas y culturales de cada país pero destacan las experiencias europeas. Y no obstante, existen otras experiencias significativas aunque poco conocidas incluso aquí en México, cuya evolución es preciso seguir. En otras latitudes, por ejemplo, la radio pública norteamericana –sobre todo, la PBS y la CPB– y en el Japón, la importante experiencia de la Nippon Hoso Kyokai (NHK), corporación pública nacional con una amplia red de medios, y la cual ha mantenido un papel de vanguardia tecnológica.
También mucho se dice que, frente al proceso de globalización de la comunicación, dominado por consorcios de corte planetario, los medios públicos están sufriendo un retroceso a nivel mundial, pero nuevamente aquí habría que señalar que no es posible hacer afirmaciones contundentes y definitivas en este sentido, ya que en cada nación, la situación es diferente. En Europa, por ejemplo, la privatización de las redes, si bien está avanzando, se encuentra con el peso de la tradición del servicio público en la audiencia, que si bien se siente atraída por los contenidos más comerciales no se apartan de la noción de calidad que han ofrecido los medios de servicio público y un gran ejemplo lo vimos hoy en la BBC (lo digo en español BBC).
Sabemos que en Italia la privatización ha sido más rápida y ha desplazado un tanto a los medios públicos, aún cuando compiten con las cadenas privadas, que incluso se ven presionadas a transmitir contenidos de mayor nivel. En Alemania, la televisión pública mantiene su presencia hasta ahora, en tanto que en Francia y España, los medios públicos están perdiendo terreno.
Por lo que se refiere a la radio pública, de otras latitudes, se ha acrecentado su presencia en la sociedad, donde, con un modelo consolidado, cuenta con cientos de emisoras que son sintonizadas por millones de escuchas. Con una amplia diversidad programática, estas radiodifusoras también han respondido al reto tecnológico incorporando tecnología de punta.
Puede decirse que algo que sí ocurre a nivel general es la etapa de redefinición que están viviendo los medios públicos para la construcción de nuevos modelos, y a partir de este hecho, en Europa, por ejemplo algunos sistemas radio-televisivos públicos están pasando claramente a formatos mixtos, lo cual conlleva, entre otros perfiles como:
· A pasar de los objetivos característicos de los primeros tiempos del servicio público –como son la función pedagógico-educativa, o de integración de la identidad cultural y nacional–, a contenidos más populares y ligeros pero imaginativos; incluso incorporando ciertos elementos de los medios comerciales, pero sin sus excesos y riesgos. No obstante, esta postura está generando ciertas críticas sobre "la pérdida" de la esencia del servicio público.
· Muchos sistemas de medios públicos se están lazando al escenario internacional, asociándose entre sí. Parace claro que la distribución de producciones en mercados mundiales puede ser para los medios públicos una fuente de financiamiento importante y válida. Este hecho refleja que los medios públicos están a la búsqueda de nuevas formas de financiamiento.



· Asimismo, actualmente se aprecia que la puesta en practica del servicio público "de éxito" redunda en la elevación del nivel de la competencia, que se ve obligada a producir contenidos más dignos, en lugar de la homogeneización de la programación a partir de niveles más bajos.
· Y finalmente, a la circunstancia de que dar voz a los distintos sectores sociales y ser portavoz de la pluralidad es una constante y no la excepción.
En otra dimensión y me parece muy importante aquí señalarlo, nos referimos a los medios privados, que sin dejar de serlo, podrían también aumentar su contenido en el contexto del servicio público.



Así, al privilegiarse un mayor contenido social en los medios concesionados, y abrir nuevos espacios a la sociedad se dará una benigna sinergia social, sin detrimento de los propósitos que orientan particularmente a unos y otros medios, los públicos y los privados.
Pero para ir más allá se requieren reformas, no tan simples ni tan fáciles de concebir e instrumentar.
Nos referimos fundamentalmente a una Reforma del Estado que en este caso incluya a los medios gubernamentales para que se transformen en sistemas de radio y televisión de Estado, no de Gobierno.



La globalización nos exige igualmente actualizar nuestra legislación en materia de medios de comunicación, pues las leyes actuales, con décadas de anacronía y rezagos es verdaderamente ya obsoleta. De igual modo urge legislar para dar facilidades a las organizaciones sociales, centros de estudio, partidos y sindicatos que podrían tener medios de comunicación propios y acceder a los tiempos oficiales hasta ahora vedados. También debe favorecerse la descentralización y la regionalización de los medios promoviendo la radio comunitaria y reavivando, por ejemplo, las radiodifusoras en lenguas indígenas en todo el país, pero bajo un modelo autogestivo, casi al término de este título. Pero igualmente hay que decirlo apoyando y fortaleciendo en el ámbito internacional a la industria de la radio y la televisión mexicana en su conjunto.
No legislar significa omisión y dejar de establecer normas para dejar el asunto de los medios sometido a las otras leyes, las del mercado y las del "capitalismo salvaje".



En la medida que estos medios no se orienten al servicio de la sociedad, a sus aspiraciones, como lo es por ejemplo el cambio hacia un sistema plenamente democrático, no avanzaremos tampoco, económica ni socialmente. Sin cambios positivos en los medios la democracia tampoco se dará, será imperfecta, no culminará y procesos reconocidos como de transición, muy propios de nuestro tiempo correrán el riesgo de quedar girando en su propio eje, hasta disolverse y provocar inestabilidad.



Es preciso también, entre otras acciones revisar el Tratado de Libre Comercio, y equiparar la opción de Canadá con México respecto a Estados Unidos, en el apartado de Industria Cultural, hasta ahora desventajoso e inequitativo.
Es preciso concebir y construir más sistemas informativos y redes latinoamericanas de comunicación, que incluyan preponderantemente a la población de origen latino en norteamérica, y en general al mundo de habla hispana, sin dejar de estar presentes y ser competitivos en los principales canales y espacios planetarios.



Igualmente revisar juntos convenios y tratados en el más amplio ámbito de las comunicaciones que aporten a nuestros países otras ventajas y beneficios mayores.
Pero no a las aduanas y a los retenes, pero además un no rotundo a perder el perfil propio; existencia si, de límites o Fronteras, como un buen pretexto para intercambiar sin dejar de ser nosotros, obligados siempre a tener presente el pasado para asegurar futuro de nación.
En fin, que si la globalización reduce la distancia y el tiempo, entonces que nos acerque a la democracia más rápida, al intercambio con equidad, a una vasta y veraz información, a un mayor acceso a la educación y a la cultura, y en fin a una globalidad con llenura de libertades, cooperación y prosperidad común.